La práctica solidaria como pedagogía de la ciudadanía activa

A lo Largo de la historia, educar para la ciudadanía ha sido uno de los objetivos centrales de los sistemas educativos y, a escala internacional, se han desarrollado programas muy diversos en este sentido. Las reformas educativas llevadas a cabo en España y América Latina en los años ochenta y noventa han tenido en común una renovada preocupación por la formación moral, ética y ciudadana de los niños y jóvenes, y crecientes consensos entre especialistas y educadores con respecto a una formación fundada en el respeto a los derechos humanos, a la convivencia democrática en la tolerancia y la valoración de la diversidad, y a una participación ciudadana activa y respetuosa de las instituciones democráticas. Ahora bien, los educadores sabemos que pasar de la teoría a la práctica no es tan simple como puede parecer en algunas declaraciones de intenciones. Enseñamos leyes y normas, proponemos bonitos discursos y reflexiones sobre valores, pero los niños continúan aprendiendo no tanto de lo que les decimos sino de lo que nos ven hacer, y de lo que les permitimos poner en práctica. Una ciudadanía democrática es ante todo una práctica que, como cualquier otra, se tiene que poner en juego para que los niños y jóvenes se la hagan suya. Creemos que tendría que llegar el momento en que la mayoría de las instituciones educativas ofrecieran a sus estudiantes la posibilidad de aproximarse a espacios comunitarios donde poder desarrollar su práctica de formación para la ciudadanía y la conciencia solidaria. En este debate presentamos una breve descripción de la pedagogía del aprendizaje servicio como propuesta didáctica efectiva para una educación ciudadana participativa y solidaria.