Fundació Jaume Bofill Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

Pensando los retos del futuro de la educación en Cataluña

Neurociencia y educación: ¿cómo podemos jugar, aprender y ser más creativos?


Sobre el ponente

Paul Howard-Jones

10/11/15 - 18.30 h

Profesor de neurociencia y educación en la Universidad de Bristol (Reino Unido).

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Audio (en inglés)

SÍNTESIS DE IDEAS

 Hay que establecer un diálogo entre neurocientíficos y educadores sobre todo para romper «neuromitos», unas teorías que tienen una gran penetración entre los profesores y que carecen de base científica. También hace falta que los educadores sean conscientes de que el entorno afecta al desarrollo cerebral, y en el caso de los niños y jóvenes la escuela es uno de los entornos principales.

La investigación sobre neurociencias demuestra que, a pesar de que hay unas partes del cerebro que tienen más protagonismo en determinadas actuaciones, en realidad el cerebro funciona como un todo, con grandes autopistas que interconectan diferentes puntos. En cada acción intervienen diferentes partes del cerebro. 

Rompiendo «neuromitos» 

  • No se ha demostrado que beber mucha agua ayude al cerebro a estar más atento. Tampoco se ha demostrado que si se bebe poca agua el cerebro se encoja. El cerebro ya vela por la estabilidad del cuerpo: tenemos sed para no deshidratarnos. Sí se ha demostrado que el exceso de agua produce falta de concentración.
  • No se ha demostrado que el azúcar sea perjudicial para el cerebro. Todo lo contrario: el azúcar puede ayudar a estar más atento. Puede ser perjudicial para la salud por otros motivos, pero no porque afecte al cerebro.
  • La conocida como gimnasia cerebral, que se basa en determinados ejercicios físicos, con movimientos concretos que fomentan la coordinación, no beneficia el cerebro.
  • Los estilos de aprendizaje que se basan en la idea de que cada persona recibe la información preferentemente por uno de los sentidos, no está demostrado que den mejores resultados.
  • Tomar continuamente cafeína, contrariamente a lo que se piensa, disminuye la capacidad cognitiva.
  • A pesar de que es cierto que el cerebro es más plástico hasta los tres años y que en este periodo el aprendizaje es más intensivo, también es cierto que el cerebro continúa siendo plástico durante toda la vida y se modela constantemente. En Gran Bretaña han reducido la inversión en enseñanza superior porque consideran que hay que invertir en la etapa educativa inicial, puesto que puede aportar más retorno económico.

 

Afirmaciones que sí se basan en la neurociencia

  • Usar juegos visuales o contar con los dedos mejora el aprendizaje de las matemáticas. La representación visual beneficia la retención de la información.
  • La dislexia o la discalculia pueden disminuir con ejercicios concretos. No es un problema que sea irreparable.
  • El ejercicio aeróbico es muy beneficioso para el cerebro. Mejora la capacidad de pensar y de estar atento, y favorece la respuesta más rápida y la capacidad ejecutiva.
  • Durante el tiempo de sueño se consolida el aprendizaje diurno. Por eso es muy importante dormir bien y el tiempo suficiente. Hacen falta actuaciones y cambios culturales que afecten sobre todo a los hábitos de los adolescentes, que tienden a acostarse tarde y a usar la tecnología hasta antes de acostarse. Son dos hábitos negativos para el aprendizaje (está demostrado que la televisión, el ordenador, etc. antes de dormir afectan negativamente al sueño reparador).
  • El aprendizaje espaciado (con un tiempo de descanso entre los tiempos de aprendizaje) es más beneficioso que el aprendizaje continuo.

 

El juego y la recompensa como estímulo cerebral

  • Los juegos con recompensa producen sustancias químicas en el cerebro que mejoran la memoria y el aprendizaje. La emoción produce dopamina.
  • La respuesta cerebral es más beneficiosa cuando se sabe que determinada acción tendrá una recompensa y todavía más cuando esta recompensa es incierta (mantiene la emoción durante más tiempo).
  • Por todo esto, el juego es útil para el aprendizaje. Actualmente en Gran Bretaña se está actuando en esta vía en 80 escuelas, que afectan a 10.000 niños de doce a trece años.
  • Cuando se usa el juego durante el aprendizaje, se activa la red del cerebro y no se activa «el piloto automático» que hace que se desconecte la atención en lo que pasa alrededor y se piense en uno mismo.



Con la colaboración de:

 


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